Nicolás Maduro hizo fraude para permanecer en el poder, mientras América Latina se fractura por una dictadura que está plagada de muerte y corrupción. El regimen populista se niega a reconocer la derrota y se apoya en China y Rusia para enfrentar la condena global.
Lula da Silva y Andrés Manuel López Obrador (AMLO) tienen la responsabilidad política de encarrilar la transición democrática en Venezuela, pero hasta ahora se mueven con cautela ante una crisis institucional que afecta a la región y causa repercusiones mundiales.
El futuro será imperfecto, si Estados Unidos, Brasil y México no coordinan una acción diplomática que condiciones los próximas pasos de Maduro. Como Xi Jinping y Vladimir Putin juegan a favor del caos, Joseph Biden, Lula y AMLO deberían actuar coordinados para evitar que la dictadura venezolana convierta a las calles de Caracas en una fosa infinita.
Maduro solo conoce la impunidad y actuará en consecuencia.