Cristina Kirchner clausuró la relación con Estados Unidos y la Unión Europea y diseñó una agenda diplomática protagonizada por Venezuela, Irán, Siria, Rusia y China. Con Caracas cerró un acuerdo opaco vinculado al petróleo, a Teherán y Damasco le prometió la impunidad de los implicados en la causa AMIA y a Moscú y Beijing excelentes negocios vinculados a la energía. CFK pensó que Daniel Scioli ganaba la elección presidencial y que su estrategia de relaciones exteriores sería inmortal.
Pero la victoria de Mauricio Macri enterró esa estrategia diplomática y todos los acuerdos fueron revisados por la canciller Susana Malcorra, que plantea una agenda amplia, transparente y beneficiosa para todas las partes. Malcorra descubrió que Cristina había abierto una embajada paralela en China y que los acuerdos firmados para financiar las represas en Santa Cruz y las centrales nucleares en Buenos Aires no cuadraban con la práctica habitual en el mundo de los negocios internacionales.
El plan financiero para las represas es muy beneficioso para los bancos chinos y la obra causará un infinito daño ecológico en Santa Cruz, mientras que las centrales nucleares implican cierta dependencia tecnológica con Beijing y un crédito bilateral que tiene tasas por encima de los mercados en Occidente. Sin olvidar, los dos anexos secretos al tratado que permitió a China desplegar una base “espacial” en Neuquén, hecho inédito en la historia diplomática de América Latina.
Está previsto que Macri se reúna con Xi Jinping, presidente de la República Popular China. Será en Washington, durante la Cumbre de Seguridad Nuclear convocada por Barack Obama. Macri explicará a Xi que desea profundizar las relaciones diplomáticas con China, pero que no comparte determinados aspectos de los 79 acuerdos que se suscribieron durante la época de CFK.
En este sentido, no se descarta que Macri proponga que los 4.700 millones de dólares destinados a las represas puedan destinarse a otros proyectos de infraestructura y que la central nuclear Atucha 4, que se planeaba construir con tecnología china, quedé postergada para otra oportunidad.
El presidente de China ya sabe que su colega argentino piensa diferente que CFK y que los métodos de negociación del kirchnerismo son una práctica política que está bajo investigación de los juzgados federales. Xi y sus antecesores consideran clave a la región y Macri no es un obstáculo para los planes geopolíticos chinos. Beijing siempre propone una estrategia diplomática a largo plazo y la caída del proyecto populista de Cristina es considerado un simple avatar político en Argentina.
Si no hay sorpresas diplomáticas, Macri y Xi ratificaran las intenciones de profundizar los vínculos bilaterales y las dos represas en Santa Cruz serán archivadas hasta nuevo aviso. Para Beijing, CFK ya pertenece al club animado de Mulan y sus amigos, que entendían poco del poder y estaban pintados.