Hamás ejecutó su acto terrorista por decisión geopolítica de Irán, que rechaza la posibilidad de una inédito acuerdo diplomático entre Israel y Arabia Saudita. El régimen de Teherán suministró armamento, logística, fondos e inteligencia para que el grupo fundamentalista que controla Gaza invadiera Israel y causará una masacre que aún no tiene epílogo.
Arabia Saudita se acercó a Israel para lograr una compensación con Estados Unidos y balancear el poder de Irán en Medio Oriente. El clan Saudí pretende desarrollar su propio proyecto nuclear y la Casa Blanca avala esa iniciativa si Ryad restablece las relaciones bilaterales con Tel Aviv y acepta un acuerdo de cooperación económica y de seguridad regional.
El ataque terrorista tuvo la intención de dinamitar las conversaciones entre Israel y Arabia Saudita y también fortalecer el protagonismo de Hamas en Gaza y Cisjordania. Hamas pretende controlar Cisjordania -en manos de un gobierno débil y corrupto- y la masacre cometida en Israel facilita sus planes domésticos.
Irán logró su objetivo: Arabia Saudita suspendió las conversaciones y la muertos en Israel aún se están contando.