Un documental sobre la Guerra de Vietnam que ofrece Netflix describe las decisiones políticas de Lyndon B. Johnson para derrotar al Viet Cong y evitar que la Unión Soviética avanzará sobre el sudeste asiático. La estrategia de Johnson, que copió los planes de John F. Kennedy, consistió en bombardear Vietnam, Laos y Camboya, y enviar a miles de jóvenes americanos a una muerte segura en los arrozales ocupados por el Viet Cong. Bombas y soldados, una y otra vez, fueron utilizados por Johnson para derrotar a un enemigo invisible que marcó para siempre a la sociedad de los Estados Unidos.
Los mercados se beneficiaron del programa gradualista del Gobierno y a principios de mayo traicionaron a Mauricio Macri y su gabinete económico. Olfatearon peligro cuando escucharon a Elisa Carrió y Alfredo Cornejo cuestionar al plan de aumento de tarifas del gas y la luz, y avanzaron sobre la Casa Rosada como si fuera su enemigo mortal. Dos meses más tarde, la inflación creció, el peso se devaluó frente al dólar, cayeron dos ministros y un presidente del Banco Central, y el Fondo Monetario Internacional regreso a la Argentina con un programa durísimo de ajuste fiscal.
Macri insiste en una política de estado que ya probó su ineficacia: seducir a los mercados, ajustar sobre la clase media y creer que la economía recobrará su crecimiento meses antes de las elecciones presidenciales. Ese método lo aplicó Raúl Alfonsín y lo ejecutó Fernando de la Rúa a instancias de Domingo Cavallo. No sirvió para nada. Fue un fracaso.
El sistema financiero es la única actividad lícita de la Argentina que arrojará ganancias durante 2018, mientras que el aparato productivo quedará en rojo o exhibirá un gris pálido parecido al color de la recesión. Macri no quiere enfrentar a los mercados y repite una formula que lo puede dejar afuera de la Casa Rosada. Johnson renunció a la reelección, y los republicanos regresaron a la Casa Blanca con Nixon, que transformó al Salón Oval en un caso de corrupción.