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Juego de Espías

Juego de Espías

Notas

Antonio «Jaime» Stiuso fue una pieza clave de los servicios de inteligencia desde que Carlos Menem llegó a la Casa Rosada. Cuando Menem estaba en aprietos por las denuncias de corrupción, Stiuso desviaba fondos destinados a la inteligencia y la seguridad para pagar coimas a magistrados que podían complicar la situación procesal del entonces Presidente. Norberto Oyarbide y Juan José Galeano, exjueces federales, podrían explicar con muchísimo detalle cómo operaba Stiuso en Comodoro Py.

El oscuro espía siempre estuvo a disposición del presidente de turno, y no dudo en utilizar el aparato de la SIDE para violar la ley y servir al poder que ocasionalmente dictaba las ordenes desde la Casa Rosada. Stiuso hizo operaciones para Menem, Fernando de la Rúa, Eduardo Duhalde, Néstor Kirchner y Cristina Fernández, sin cuestionar que las instrucciones secretas implicaran perseguir a embajadores, ministros, jueces de la Corte, legisladores, cardenales, dirigentes gremiales, periodistas, gobernadores, empresarios, banqueros, artistas, escritores y hasta productores agropecuarios.

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Gustavo Beliz fue designado ministro de Justicia por Kirchner. Era un dirigente honesto, vinculado a la Iglesia Católica, que creyó en el discurso presidencial y pretendió limpiar las cloacas de la SIDE. «Vos podés sentir que si pinchás teléfonos para tener información sos más poderoso, pero vas a ser esclavo de quien los pincha.», le dijo Beliz a Kirchner durante una reunión en Olivos. Ese 23 de julio de 2004, el ministro intentó alertar al Presidente sobre lo que estaba sucediendo en los servicios de inteligencia civiles.

–Dejá, de eso me encargo yo», replicó Kirchner, para cerrar la reunión. A su lado estaba Cristina Fernández, que ya sabía cómo operaba Stiuso por haber integrado la comisión legislativa que investigó las irregularidades cometidas por Galeano en la causa AMIA.

Stiuso ya ejecutaba las órdenes del matrimonio Kirchner, que pretendía controlar toda la información política que circulaba en la Argentina. Horas después de su encuentro con el Presidente, Beliz fue echado del Ministerio de Justicia por teléfono. Sin embargo, decidió avanzar igual contra Stiuso y un día más tarde se presentó en el programa Hora Clave, que conducía Mariano Grondona. Allí Beliz denunció a Stiuso, una decisión política que cambió su vida para siempre. Debió huir de la Argentina y exilarse en Washington.

Con la autorización directa de Kirchner y luego de Cristina, Stiuso operaba sin control legal a favor del Presidente, sus amigos, familiares y socios. Jaime era un espía poderoso y su poder se multiplicó cuando se convirtió en la principal pieza de la investigación sobre la AMIA que hacía el fiscal Alberto Nisman. Ambos se hicieron amigos y ambos manejaron cuantiosos fondos que aún están sin rendición administrativa.

Pero todo cambió cuando CFK cerró un acuerdo con Irán para sepultar la investigación del ataque a la AMIA. Ese anuncio dejaba a Stiuso sin poder ni caja para hacer sus negocios paralelos, siempre vinculados al espionaje clandestino sobre blancos móviles que pagaban sus eventuales clientes nacionales e internacionales.

Entonces, Stiuso se quedó sin poder, ya que Cristina decide trasladar la responsabilidad del espionaje clandestino al jefe del Ejército, general César Milani, que repitió desde los ámbitos castrenses lo que ya se había ejecutado desde la inteligencia civil.

Meses más tarde, Stiuso es desplazado de la SIDE y Nisman asesinado en Puerto Madero.

Cuando abandona sus oficinas de la SIDE, el espía jura venganza y se dedica a filtrar cierta información a los medios. No busca justicia, sólo lograr que CFK y sus socios terminen en prisión.  Tiene los contactos, las evidencias y la capacidad técnica para poner contra las cuerdas al Kirchnerismo. Fue parte del poder y sabe adonde golpear.

Ahora se prestó a un reportaje casual en La Nación. Asegura que jamás violó la ley, que a Nisman lo mataron y que el espionaje secreto e ilegal siempre fue asunto que manejó Néstor y Cristina. En el reportaje, Stiuso manipuló la información y envió un mensaje directo a CFK y su entorno.

-¿A qué se dedica ahora?, preguntó la periodista Agustina López.

-Trabajo en mi empresa, que tengo desde el 97 y en la que siempre trabajé–, contestó Stiuso.

-¿Se puede dejar de ser servicio?

-No, es una profesión que nunca se abandona.

-¿Qué opina de la causa AMIA?

-Que las cosas no se hicieron bien. Fíjese que en todos los países del mundo en que hubo ataques terroristas la situación se manejó de otra manera, acá nunca se pudo esclarecer nada porque los gobiernos siempre trataron de tapar las cosas, de sobornar jueces, presionar funcionarios.

-¿Qué le parece el memorándum con Irán?

-El gobierno anterior quiso hacer creer que los iraníes no tuvieron nada que ver, que la culpa recae en los sirios. ¿No le parece raro que Timerman haya negociado este memorándum en Alepo (Siria), en donde los sirios supuestamente sólo auspiciaron el encuentro?

-¿Qué le pasó a Alberto Nisman?

Lo mataron. Yo podría haber terminado como él. Hubo persecución, lo amenazaron muchas veces, tanto a él como a mí, amenazaron a su familia.

-¿Y por qué siguió adelante entonces?

-Porque era su trabajo y porque el no seguir adelante no implicaba que viviera. En las escuchas que tenía como evidencia involucraba al Gobierno, de una forma u otra habría sido lo mismo. Él antes de denunciarlo ya lo había comentado con algunos periodistas, se sabía.

-¿Y usted por qué se salvó?

-Porque no pudieron encontrarme, me fui a tiempo.

-Es decir que fue el gobierno de Cristina el que lo mandó a matar.

-Y sí.

sti4Tras contestar a las preguntas sobre Nisman, la periodista López avanza sobre las operaciones ilegales que cometió Stiuso cuando operaba para los presidentes Kirchner y Fernández. El exespía de la SIDE miente sin ponerse colorado.

-Se decía que usted les armaba los «carpetazos» a Néstor y a Cristina en contra de los opositores…

-Eso es mentira, yo no armaba ningún carpetazo, yo no entiendo de política, yo hacía otras cosas: me ocupaba de cosas exteriores, de inteligencia, contrainteligencia, terrorismo. Los Kirchner no utilizaban la SIDE porque tenían sus servicios paralelos, con gente que investigaba para ellos y les armaba sus propios carpetazos.

-¿Quién estaba a cargo de ese servicio de inteligencia paralelo?

-Lo declararé cuando me cite la Justicia.

-¿Oscar Parrilli?

-Parrilli es un payaso, no podía manejar nada.

-¿Conoció a Néstor y a Cristina?

-A ella la vi una sola vez, a él nunca lo conocí.

-(…) ¿Usted nunca pinchó teléfonos ilegalmente?

-Hay que tener un equipo especial. No contábamos con ese equipo, que sí lo tenía este servicio de inteligencia paralelo que manejaba Cristina.

Stiuso es un maestro de la contrainteligencia y las operaciones ilegales. Por su reportaje, el espía debería ser citado a declarar para que aporte la información que tiene sobre la ejecución de Nisman y el supuesto aparato paralelo que la familia Kirchner había montado a sus espaldas. Asimismo, Stiuso debería revelar a qué jueces coimeó, por orden de quién y para bloquear o acelerar qué causas que se estaban tramitando en la justicia federal. Sin olvidar su responsabilidad sobre las operaciones clandestinas y el destino de los millones de dólares que manejó desde la llegada de Kirchner al poder.

Stiuso controla todos los secretos de la SIDE, y juega con ellos para lograr un acuerdo como arrepentido. Es manipulador y sabe el valor de su información, frente a las necesidades políticas y procesales que atraviesan Comodoro Py y Balcarce 50. Es un asunto de Estado que sólo puede resolver Mauricio Macri. Y si lo hace, si acepta cambiar la información por la reducción de una probable condena penal, debe tener muchísimo cuidado. 

No será al primer Presidente que Stiuso le promete el poder absoluto y la máxima protección ante la justicia, los medios y el destino.sti5