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La brújula de Macri

La brújula de Macri

Notas

Mauricio Macri propone una agenda diplomática multilateral que implica la protección de los intereses nacionales y la ausencia de un alineamiento absoluto con los distintos bloques geopolíticos que operan en la arena internacional. A diferencia de Cristina Fernández que usaba el paradigma bipolar de la Guerra Fría, Macri propone una estrategia amplia de relaciones exteriores que su canciller Susana Malcorra consolida con largas giras de trabajo alrededor del planeta. El Presidente relanzó a la Argentina y su pívot se apoya en el comercio, la defensa del medio ambiente, la tolerancia religiosa y el respeto a la seguridad jurídica.

Macri se sorprendió en la primera reunión que mantuvo con Obama. El presidente de los Estados Unidos se puso a disposición y describió su visión sobre las actuales relaciones internacionales. Es cierto que Obama no terminó con las guerras en Irak y Afganistán, ni cerró la prisión en Guantánamo. Pero descongeló las relaciones de Washington con la Habana, acercó posiciones con Irán y rindió homenaje en Hiroshima a las víctimas de las bombas nucleares que lanzó Harry Truman en 1945.

El presidente argentino tomó nota de la perspectiva global de su colega norteamericano e hizo una proyección de su propia agenda diplomática. Por primera vez en mucho tiempo, hay una hoja de ruta internacional que puede balancear los intereses nacionales y la realidad mundial. Sólo Raúl Alfonsín con Dante Caputo articuló una estrategia de Argentina hacia el mundo. Carlos Menem fue en zig zag desde Damasco al Consenso de Washington, Fernando de la Rúa prestó poca atención a los consejos de Adalberto Rodríguez Giavarini y la familia Kirchner extravió la posición del país en el exterior.

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Tras el acercamiento a la Casa Blanca, Macri avanzó sobre la consolidación del Mercosur. El presidente apuesta a este bloque económico y comercial y ya decidió que no aprovechará la debilidad de Brasil para ganar posiciones en el Cono Sur. La administración Macri sufre la inestabilidad de la transición de Dilma a Temer, pero hay una apuesta institucional que se maneja con muchísima diplomacia entre Buenos Aires y Brasilia.

A miles de kilómetros de Balcarce 50, en Beijing, la canciller Malcorra consolidó la relación con China a pesar del enchastre diplomático que dejó Cristina y su canciller Héctor Timerman. Macri quiere tener cerca a la segunda potencia mundial y busca cerrar acuerdos que impliquen negocios bilaterales sin las prácticas oscuras que caracterizaron la gestión de CFK, Julio de Vido y compañía.

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Pero el relanzamiento de la Argentina no significa privilegiar únicamente las relaciones bilaterales. Macri ya negocia un acuerdo histórico con la Unión Europea, busca ingresar a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y decidió participar como observador en la cumbre de la Alianza del Pacífico que se hará en Chile.

Tras doce años de aislamiento internacional y alineamiento ideológico –con Irán, Venezuela y Rusia–, Macri busca un lugar en el mundo. La tarea no es sencilla y los intereses son poderosos. Un indicio a favor es la candidatura de Malcorra como secretaria general de Naciones Unidas. En tiempos de CFK y Timerman, cuando viajaban a New York, la rutina era pasear por Central Park, mirar por la ventana del hotel y recibir –siempre– a los mismos aliados internacionales.