Primera verdad irrefutable: Alberto Nisman fue asesinado tras denunciar por encubrimiento a Cristina Fernández, Héctor Timerman y un grupo de esperpentos vinculados al régimen iraní. La denuncia de Nisman es fácil de explicar: para el fiscal federal, CFK empujó el Memo con Irán para cerrar la causa AMIA, y a cambio recibir una coima que se ocultaría a través de la venta de granos y petróleo entre ambos países.
Segunda verdad irrefutable: Cristina lanzó una campaña política para destruir la imagen pública de Nisman, trabar la investigación en los tribunales y asegurar que era una perseguida por el poder internacional. Réplica básica: si considera que la denuncia es «un invento», y además tiene a su favor los principios de Inocencia y Duda Razonable, por qué no se presentó inmediatamente en Comodoro Py para dar explicaciones.
Ariel Lijo demostró que puede trabajar bajo presión. Cuando aún CFK estaba en el poder, procesó a Amado Boudou en la causa Ciccone. Pero la denuncia de Nisman es una pieza procesal compleja que necesita del apoyo de los gobiernos de Israel y de Estados Unidos. Si el juez federal Lijo no tiene la información que maneja la CIA y el Mossad, muy poco podrá hacer con las evidencias que dejó el fiscal asesinado.
Donald Trump pretende terminar con el acuerdo sobre desarrollo nuclear que empujó Barack Obama con Irán, una decisión política clave del presidente demócrata. Con ese acuerdo, Irán había logrado una importante influencia en la Casa Blanca, que hubiera trabado las gestiones de la justicia argentina para acceder a los archivos clasificados de la CIA. Con Trump en Washington, y su relación con el premier israelí Benjamín Netanyahu, la información sobre CFK puede fluir con mayor facilidad.
De todas formas, Lijo primero debe repasar todos los argumentos de Nisman y determinar su presunta correlación entre el encubrimiento y la venta de granos y petróleo. El juez federal puede cambiar esa correlación, porque la denuncia no es una pieza procesal rígida que funciona in totum. Puede ocurrir que el trade off no eran esos comodities, sino otro conectado a la decisión política de Irán de tener su propia bomba nuclear.
Será un proceso penal complejo, largo y con final incierto. Pero Nisman se merece que la justicia argentina investigue la denuncia que causó su asesinato. Como también merecemos que se haga Justicia con las 85 víctimas del ataque terrorista a la AMIA, que aún continúa impune. Como sigue impune la propia muerte del fiscal federal, que se cometió hace dos años y recién ahora arrancó profesionalmente su pesquisa.
Ni olvido, ni perdón.