La extensión de la cuarentena obligatoria no es el final de la batalla contra el coronavirus. Apenas implica  un capítulo más de una historia trágica que aún no tiene final escrito. Todavía falta llegar al pico de la curva de la pandemia y con ello contar la cantidad de víctimas de un virus que ya hizo estragos en España e Italia.

Ese desenlace será en las próximas semanas, y pondrá a prueba a todo el tejido social. Hasta este momento la clase política respondió para fortalecer una estructura estatal endeble y anómica. Alberto Fernández lidera ante una crisis sanitaria y económica que no tiene fondo y que costará años impulso político sin color partidario. La unidad es clave para salir lo más rápido posible de un abismo oscuro e inédito.

Hay que quedarse en casa y rendir tributo a los que ocupan la primera línea frente a la pandemia. Y en esta incertidumbre pensar que la solidaridad es mejor que la soledad. No importa cómo se haga y en qué consista. Alcanza con un mensaje de apoyo a la hora de las brujas.