Tutankamón fue enterrado con una daga hecha de una plancha que vino, literalmente, del espacio, según análisis de la composición de la pequeña espada de hierro hallada en el sarcófago del faraón. Usando espectrometría de fluorescencia de rayos X portátil no invasiva, un equipo de investigadores italianos y egipcios confirmó que la de la daga de hierro colocada en el muslo derecho del cuerpo momificado de Tutankamón tiene origen meteórico.
El equipo, que incluye investigadores del Politécnico de Milán, Universidad de Pisa y el Museo Egipcio de El Cairo, detalla sus resultados en la revista Meteoritics and Planetary Science. El arma, ahora en exhibición en el Museo Egipcio de El Cairo, fue descrita en 1925 por Howard Carter, quien descubrió la tumba llena de tesoros, como «una daga de oro muy ornamentado con un pomo de cristal.»
Hecho de metal no oxidado, homogénea, la hoja está finamente decorada con un mango de oro. Se completa con una funda de oro adornada con un estampado de flores de lirio en un lado y plumas en el otro, rematada con la cabeza de un chacal.
Las últimas mejoras tecnológicas han permitido a los investigadores determinar la composición de la hoja. «El hierro meteórico está claramente indicado por la presencia de un alto porcentaje de níquel», dijo a Discovery News Daniela Comelli, del Departamento de Física de la Universidad Politécnica de Milán, autora principal del estudio.
De hecho, los meteoritos de hierro están en su mayoría hechos de hierro y níquel, con cantidades menores de cobalto, fósforo, azufre y carbono. Si bien los artefactos fabricados con mineral de hierro extraído en canteras tienen un 4% de níquel, como máximo, la hoja de hierro de la daga del faraón Tutankamón registraba un 11% de níquel.
La confirmación adicional del origen meteórico de la hoja vino de las trazas de cobalto. «La proporción de níquel y cobalto en la hoja de la daga es consistente con la de los meteoritos de hierro que han conservado la relación condrítica primitiva durante la diferenciación planetaria en el sistema solar temprano», dijo Comelli.
Comelli y sus colegas investigaron la posible fuente geográfica de la hoja de hierro. «Tomamos en consideración todos los meteoritos que se encuentran dentro de un área de 2.000 kilómetros de radio con centro en el Mar Rojo, y terminamos con 20 meteoritos de hierro», dijo Comelli. «Sólo uno, llamado Kharga, presentó un contenido de níquel y cobalto posiblemente consistente con la composición de la hoja», agregó.
El fragmento de meteorito fue encontrado en 2000 en una meseta de piedra caliza de Mersa Matruh, un puerto marítimo alrededor de 230 kilómetros al oeste de Alejandría. El estudio muestra que los antiguos egipcios atribuían gran valor al hierro meteorítico para la fabricación de objetos preciosos, posiblemente percibiendo que esos trozos de hierro que caen del cielo eran un mensaje divino.
Comelli destaca que la alta calidad de la hoja de la daga del rey Tut muestra que la forja de hierro estaba ya desarrollada con éxito en el siglo 14 aC.
*Publicado en El País de Madrid.