Sergio Massa es el centro político del Gobierno y de la campaña electoral del oficialismo, pero la mayoría de sus compañeros y aliados en Unión por la Patria decidieron replegarse y dejar en soledad al candidato presidencial. Cristina Fernández de Kirchner y Máximo Kirchner se escondieron detrás del cortinado, los gobernadores peronistas no avalan su bono para aplacar la inflación mensual y los intendentes del conurbano juegan su propio partido.
CFK, Máximo Kirchner, los gobernadores y los barones del conurbano asumen que Massa no triunfará en los comicios y toman distancia para preservar sus espacios de poder. Mientras tanto, el ministro de Economía ejecuta una agenda oficial de 24 horas al día y prepara el relanzamiento de su campaña presidencial. Massa pretende recorrer las 23 provincias y la Capital Federal antes de los comicios del 23 de octubre, un raid que es resistido adentro de Unión por la Patria.
Hay pocos mandatarios provinciales e intendentes bonaerenses que desean hacer campaña con Massa y ya preparan su logistica electoral para repartir sus boletas junto a las boletas de Javier Milei, que triunfó en las PASO y tiene muchas posibilidades de protagonizar el balotaje.
Massa es consciente de la soledad, y ahora no tiene recursos políticos para cambiar esta situación. El candidato sabe que puede recuperar la confianza interna si llega al balotaje, una posibilidad que no depende sólo de su capacidad de surfear la ola y hacer campaña con un puñado de cruzados. Descartado que Milei llegará a la segunda vuelta, al candidato oficialista no le queda otra alternativa que desplazar a Patricia Bullrich, la carta presidencial de Juntos por el Cambio.