La negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI) está trabada por las exigencias macroeconómicas que propone a Sergio Massa. Argentina incumplió las metas de reservas, emisión y déficit, y el staff del FMI se resiste a recomendar un nuevo desembolso al board hasta que el Palacio de Hacienda acepte ejecutar un ajuste que toma como pivot una fuerte devaluación del peso.

Massa avalado por Cristina Fernández de Kirchner y Alberto Fernández rechaza la iniciativa del Fondo y propone nuevas metas que permitan al país atravesar el proceso electoral sin mayores contratiempos financieros. Esta pulseada que se libra entre Buenos Aires y Washington provocó que se decidiera pagar un vencimiento de 2.700 millones de dólares con una canasta integrada por Derechos Especiales de Giros (DEG’s) y Yuanes.

Sin el aval del Banco Central de China y el respaldo de la Casa Blanca, Massa tendría que liquidar más reservas en dólares del Banco Central para cumplir con ese vencimiento. Una decisión política que hubiera profundizado la debilidad económica y financiera del país. Las reservas públicas de la Argentina ya están en rojo.

El pago que se hará en DEG´s y yuanes es una señal del Ministerio de Economía al board del FMI. Esto implica que Argentina no tiene intenciones de caer en retrasos con el organismo multilateral de crédito y que pretende acordar nuevas metas en los próximos días.

En agosto, la burocracia de DC se toma vacaciones, incluido el staff y el directorio del Fondo. Massa asegura en su despacho del Quinto Piso de Economía que el nuevo acuerdo sucederá hacia mediados de julio, a cuatro semanas de las PASO.