Martín Guzmán concedió el único triunfo político a Alberto Fernández en diez meses de mandato. Logró cerrar la deuda externa (pública y privada), y ahora encabeza una compleja negociación política con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Club de París. No hay otro ministro del Gabinete -son 21- que haya anotado un gol.

Sin embargo, el Presidente sacrificó una cuota importante del poder de su ministro de Economía frente al constante goteo de dólares desde las reservas del Banco Central a los colchones y monederos de la clase media que trata de proteger sus ingresos comprando divisas en las casas de cambio.

Miguel Pesce, titular del Banco Central, alertó sobre el goteo y propuso prohibir la compra de los 200 dólares-ahorro por mes. El Presidente aceptó la propuesta de Pesce -aunque mantuvo la ficción de los 200 dólares-, y machucó la imagen política de Guzmán que tenía otros planes para frenar la caída de las reservas netas.

Pesce ganó la mano, pero nada asegura que su movida servirá para resolver la crisis. Al contrario, el BCRA continúa vendiendo dólares y la imagen de Guzmán ya se ha depreciado. El ministro había señalado su rechazó al cepo sugerido por Pesce, y se sorprendió con la posición presidencial en respaldo al Banco Central.

Cuando termine su negociación con el FMI, Guzmán decidirá sus pasos futuros. Sueña con regresar a Columbia: sirven mejor café que en Olivos.