Mauricio Macri aterrizó en Brasilia con pocas expectativas. Jair Bolsonaro tenía mensajes contradictorios respecto al Mercosur, a la diplomacia cooperativa y al libre comercio. Pero el presidente argentino se sorprendió cuando escuchó de su colega brasileño que sostenía al Mercosur como bloque regional y que avalaba las negociaciones emprendidas para lograr un acuerdo bilateral con la Unión Europea. Macri y Bolsonaro hicieron contacto en la Cumbre de Brasilia y abrieron un nuevo capítulo geopolítico en la relación que une a los socios más importantes del Mercosur.
Bolsonaro acepta la existencia del Mercosur, pero planteó a Macri que debe ser modernizado. El presidente argentino está de acuerdo y en las próximas semanas se iniciará una negociación entre ambos países para flexibilizar al bloque regional y ajustar sus normas económicas y jurídicas a un sistema mundial de comercio que sufre los avatares de la guerra por los mercados que enfrenta a Estados Unidos y China. Brasil pretende bajar el arancel único y lograr que los socios del Mercosur –Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay– puedan negociar sus propios acuerdos bilaterales sin renunciar al bloque regional. Argentina no está tan lejos de la posición política que exhibe Bolsonaro y su gobierno.
La apertura de negociaciones para aggiornar al Mercosur no trabará la posibilidad de cerrar un acuerdo histórico con la Unión Europea. Macri empuja este tratado desde su llegada a la Casa Rosada y en Brasil hubo sólo un acompañamiento burocrático. Con Bolsonaro, y la sintonía que tuvo con Macri, Argentina y Brasil jugarán en tándem para obtener un principio de acuerdo político que colocaría al Mercosur en otro estadío de la agenda global.
Argentina y Brasil se miraron muchas veces con desconfianza. La visita de Macri a Bolsonaro fue auspiciosa y abre una hoja de ruta que no estaba en los cálculos de nadie. Si las intenciones se transforman en hechos, el Mercosur alcanzará un volumen y una importancia geopolítica inédita para historia institucional de la región.