Donald Trump aún no tiene secretario de Estado, y dejó en el cargo a Thomas Shannon, un excelente diplomático de corazón demócrata que cree en el diálogo y la diversidad étnica y religiosa. Shannon será secretario de Estado hasta que el Senado confirme a Rex Tillerson, un magnate del petróleo que descree del cambio climático y propone una agenda cercana a Rusia y su particular perspectiva del mundo. Como Trump considera que el planeta protagoniza una gran conspiración contra los Estados Unidos, sus contactos con líderes políticos extranjeros será a nivel de jefes de Estado y siempre que impliquen una ratificación de su agenda internacional. Por eso, ya anunció que recibirá a Teresa May y a Enrique Peña Nieto. Con May confirmará su posición respecto a la Unión Europea y al Brexit, mientras que con Peña Nieto insistirá en su estrategia de atemorizar a México para mantener caliente su discurso populista.
El discurso de asunción de Trump fue fiel a si mismo, y no ofreció una sola clave respecto a la relación diplomática que propone respecto a América Latina. Al contrario, la presentación de Trump al mundo estuvo más cercana a un discurso de campaña, que a una pieza estratégica destinada a enterrar las suspicacias y los temores que su Presidencia han gatillado. En este sentido, para evitar malentendidos y eventuales costos políticos, las principales figuras partidarias de América Latina evitaron concurrir a la asunción de Trump. Y esa táctica, les dio la razón: en pocas horas, una marcha de mujeres en Washington exhibió a Trump su oposición a las medidas que está tomando, y el Presidente volvió a mostrar sus dientes anunciando una batalla personal contra los medios de comunicación de los Estados Unidos.
Sergio Massa viajó a DC para participar de la asunción de un presidente que enfrenta a los medios, descalifica los acuerdos para frenar el cambio climático, no cree en la diversidad sexual, mezcla los conceptos de fundamentalismo con islamismo, piensa levantar un muro con México y pretende implosionar a la Unión Europea. Massa cometió un error gigantesco, que muestra su escaso conocimiento de las relaciones exteriores. Tiene que agradecer que fallaron sus contactos y no hubo foto junto a Trump. Hubiera sido un traspié para sus aspiraciones presidenciales.