Javier Milei tiene sintonía personal e ideológica con Donald Trump. Y en la última Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC), esa sintonía se capitalizó en acciones políticas. El ministro de Economía, Luis Caputo, se reunió un feriado con el secretario del Tesoro, Scott Bessent, que tiene el control de las decisiones en el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Ese cónclave permitirá que Argentina avance en las negociaciones con el Fondo, que aún se traban en detalles técnicos. Bessent aplicará el manual para estos casos: llamará a Kristalina Georgieva y usará el poder de la Casa Blanca para facilitar el acuerdo en favor del gobierno.
Y Javier Milei, que entiende el concepto de quid pro quo, ya empezó a compensar el respaldo de la administración republicana. Ayer Argentina se abstuvo en una votación en la ONU que condenaba la invasión de Rusia a Ucrania. Estados Unidos había presentado un proyecto alternativo, y la abstención de la Casa Rosada fortaleció su posición de interlocutor frente a Moscú.
El último viaje de Milei confirmó todos los indicios políticos: Trump eligió al presidente como su aliado estratégico, una decisión que implicará beneficios a nivel económico y soledad diplomática en América Latina.