La Corte Suprema anuló todas las maniobras procesales y políticas desplegadas por el Gobierno, el Senado y la Cámara de Diputados para evitar que Horacio Rosatti asumiera como titular del Consejo de la Magistratura, un resorte institucional que administra los fondos del Poder Judicial y decide sobre la nominación y eventual enjuiciamiento de la mayoría de los jueces de la Argentina.
Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner tienen una mirada crítica sobre la actual composición del alto tribunal, mientras que a Sergio Massa no le queda otra alternativa que acompañar en silencio la perspectiva política de sus socios en el Frente de Todos.
El Presidente y la Vicepresidente consideran que Rosatti, Carlos Rosenkrantz, Juan Carlos Maqueda y Ricardo Lorenzetti juegan al lado de Juntos por el Cambio y que aprovechan sus cargos en el Poder Judicial para perseguir al Gobierno y sus principales figuras.
En este contexto, Alberto Fernández y CFK creen que la Corte usará al Consejo de la Magistratura para profundizar su ofensiva contra la Casa Rosada. Y por eso desplegaron una táctica obstruccionista apuntando a contener la llegada de Rosatti al Consejo.
Pero la Corte respondió esa táctica con una resolución firmada por Rosatti, Maqueda y Rosenkrantz que ordenó el funcionamiento del Consejo, pese a las opacas intenciones del Presidente y la Vicepresidente.
Aún faltan resolver las designaciones de los representantes de Juntos por el Cambio, que CFK y Massa se resisten en convalidar. No hay un sólo argumento jurídico o político que permita bloquear los nombramientos de la diputada Roxana Reyes y del senador Luis Juez.
Solo la intransigencia del Frente de Todos.