La estrategia política siempre es idéntica: trabar la distribución de productos básicos, causar malestar social, cobrar los réditos producidos por un aparato sindical que trabaja destajo. Hugo Moyano maneja el gremio de camioneros con una lógica superestructural que mezcla intereses sectoriales con ambiciones propias que exceden a los argumentos de la protesta que aparece en los medios de comunicación. El gremio de camioneros suspendió la entrega de combustible y la recolección de residuos para exigir un aumento del 42 por ciento al salario de sus afiliados, que se deterioró por la inflación y el aumento de los servicios públicos. Una causa gremial inobjetable.
Pero la familia Moyano –Hugo y Pablo– no sólo está preocupada por la capacidad adquisitiva de los camioneros, sino también por la situación de la AFA y su crisis institucional, que esconde una puja por el poder interno y la distribución de millones de dólares provenientes de la transmisión del fútbol. Mauricio Macri no quiere que Moyano conduzca la AFA, y Moyano replicó con una medida de fuerza que tiene un argumento público –la defensa de los camioneros– y un móvil personal: responder a Macri, marcar la campaña y privilegiar su ambiciones personales.
Cuando la reacción social cruzó los niveles tolerables, el gobierno decidió la conciliación obligatoria. Sin embargo, y pese a que es un mecanismo jurídico de uso cotidiano, Moyano no acató la decisión del Ministerio de Trabajo y continuó diez horas más con la medida de fuerza. Para el líder gremial pesaba más sus intereses gremiales, que el respeto a una norma vigente aceptada por todas las centrales obreras. Moyano busca que Macri cambie su mirada sobre la normalización de la AFA, y usará todo su poder de fuego para que lo acepten como protagonista de un tablero que maneja más poder que la CGT opositora.
Ahora, con su estrategia al desnudo, el presidente de Independiente amenazó con otra protesta gremial que paralizaría la distribución de alimentos y combustibles, así como la recolección de residuos en la Capital Federal y el conurbano bonaerense. Moyano quiere hacerse cargo del fútbol, aunque ello implique usar un obvio reclamo sindical para ejecutar sus aspiraciones de poder. Si no cambia su estrategia para llegar a la AFA, esta semana todos viviremos en la banquina.
