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No alcanza con mostrar los dientes

No alcanza con mostrar los dientes

Notas

La decisión enfrentar a los restos del kirchnerismo será un argumento postrero, si los indicadores de la economía no exhiben una mejoría sustancial antes de las primarias de agosto. No hay argumento ético que pueda doblegar el impacto social de la inflación alta, la profunda recesión y el desempleo por encima del nueve por ciento. La lucha contra la corrupción es un argumento de campaña que desnivela frente a un adversario incapaz de justificar su fortuna, pero que se transforma en un boomerang cuando se manejan ciertos asuntos de Estado con distracción y apabullante mediocridad. En el inconsciente colectivo, la crisis del Correo y Franco Macri, fue subsumido como una versión Cambiemos del caso del Hotel Los Sauces que regentea la familia Kirchner. No importa que el Presidente actuó rápido, y que la expresidenta fue citada a indagatoria por su responsabilidad penal. En plena crisis económica, la catarsis social corre por los presuntos casos de corrupción, y la política no es racional si no legas a fin de meses: ricos contra pobres. Ladrones versus laburantes. Todo binario, simple, en blanco y negro.

El peronismo es una máquina de poder que esconde sus delitos y juega con las debilidades de su eventual adversario. Julio de Vido, por citar un ejemplo obvio, cuestiona el caso del correo y alega su inocencia en la tragedia de Once, en los sobreprecios de Lázaro Báez y en el incremento formidable de su fortuna personal. No tiembla, ni transpira cuando asegura que es honesto y que la administración Macri protagoniza un constante conflicto de intereses públicos y privados. Error del Presidente: echó a Alfonso Prat Gay y Carlos Melconian por cuestionar la lógica interna del Palacio, y dejó en el puesto al ministro Oscar Aguad, que hizo una propuesta a Franco Macri que le puede costar a Cambiemos su continuidad en el poder.

La ética es clave para administrar al Estado. Pero también es necesario que funcione la economía y que se aplique una fuerte dosis de picardía a los actos cotidianos de gobierno. Está bien que Macri lea y relea a la Sonrisa de Mandela, pero el líder sudafricano venció al apartheid y a la desconfianza de sus pares demostrando que es capaz de actuar en todos los escenarios, iluminados o no por los medios de comunicación y los conceptos románticos y necesarios de Kant. Si no hubiera sido tan versátil y auténtico, su nombre sólo sería una historia más de los presos políticos que murieron en la soledad de Robben Island.

Nelson Mandela, presidente de Sudáfrica
Nelson Mandela, presidente de Sudáfrica