Luis Caputo y Nicolás Posse llegaron a Washington para defender el programa de ajuste y solicitar al Fondo Monetario Internacional (FMI) un desembolso extra de 15.000 millones de dólares para fortalecer las reservas del Banco Central, levantar el cepo y unificar los tipo de cambio.
El ministro de Economía y el jefe de Gabinete fueron escuchados por Gita Gopinath, subdirectora gerente del FMI, pero no se comprometió a nada. Gopinath fue obvia: el FMI no tiene plata para la Argentina, pese al cumplimiento de las metas establecidas para el primer trimestre de 2024.
Frente a las evasivas del Gopinath, Caputo y Posse avanzaron hacia la Casa Blanca, la Secretaría del Tesoro y la Agencia Central de Inteligencia (CIA) para obtener respaldo político y lograr los fondos necesarios para «acelerar» el programa de ajuste. Las reuniones fueron cordiales, pero los 15.000 millones de dólares no aparecerán en el corto plazo.
Al final, el ministro de Economía y el jefe de Gabinete regresaron a Buenos Aires con el compromiso politico de la Casa Blanca para tratar este asunto con el FMI. Y nada más: la suma pedida es importante, y el plan de ajuste recién tiene apenas cuatro meses. Muy poco tiempo para hacer una apuesta a favor de la Argentina, que habitualmente incumple todos los acuerdos con el Fondo Monetario Internacional.