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Nueva agenda diplomática

Nueva agenda diplomática

Notas

Matteo Renzi, Francois Hollande y Barack Obama excluyeron de su horizonte internacional a la Argentina gobernada por Cristina Kirchner. Ya habían asumido que era imposible hacer negocios transparentes, diseñar políticas comunes para atacar al narcoterrorismo y profundizar lazos culturales y sociales. En Europa Occidental y Estados Unidos, nuestro país estaba borrado del mapa y CFK era una caricatura política que servía para entretener la sobremesa después de las sesiones del G20 y la Asamblea General de las Naciones Unidas.

Mauricio Macri ahora tiene la posibilidad de reinsertar a la Argentina en el mundo, pero ese arduo trabajo sólo será posible si ejecuta una hoja de ruta que nos acerque a América Latina, Estados Unidos y Europa, tras doce años de acuerdos opacos con Irán, Venezuela, China y Rusia. No alcanza con la foto del Presidente y Renzi, Hollande u Obama. Es indispensable negociar una lista de prioridades que nos permita recuperar el tiempo perdido en los dos mandatos de Cristina.

Italia y Francia pueden empujar la firma del acuerdo entre Mercosur y la Unión Europea, que Irlanda y Polonia no terminan de aceptar. Para Argentina, ese tratado es un paso estratégico ante la caída de la economía china y la eventual disminución de las compras de comodities nacionales. Un pacto Mercosur-Unión Europea, coloca al país en otra dimensión política y comercial.

En Wall Street, Boston y Washington conocen a los principales protagonistas del gabinete nacional. Y ese conocimiento apuntala la figura de Macri, que sorprendió al Departamento de Estado y la Casa Blanca con su triunfo en las elecciones generales. Obama y su staff creían que Daniel Scioli era número puesto, y su derrota sorprendió a ambas márgenes del río Potomac.

Por eso, cuando Macri designó a empresarios conocidos en New York, profesionales egresados de Harvard y asiduos visitantes a los organismos internacionales de DC, el acercamiento entre la Casa Blanca y la Casa Rosada fue natural y parsimonioso. CFK ya era pasado, un simple chisme antes de cortar el teléfono.

El Presidente ya exhibió su voluntad de cerrar con los Fondos Buitres, transparentar la economía y abrir el comercio al mundo. Pero esa voluntad tiene que tener una contraprestación acorde a nuestros intereses. Estados Unidos debe facilitar que mejoremos nuestra balanza comercial, explicitar que es abusivo pagar todo el reclamo de los Holdouts y apoyar nuestros pedidos de créditos blandos a los organismos multilaterales.

Para salir del freezer global, las fotos sucesivas de Macri con Renzi, Hollande y Obama ayudan y bosquejan una intención de aparecer previsibles e integrados al mundo. Pero la alfombra roja es sólo un comienzo. La diplomacia es un ejercicio de poder que tiene sus reglas y lleva mucho tiempo para alcanzar objetivos razonables y estratégicos. Es un desafío para el Presidente y su gobierno.