Javier Milei convocó a un acuerdo político con la oposición para avanzar en su programa de gobierno. La convocatoria presidencial es resultado de una coyuntura política que está bloqueada por la ausencia de diálogo entre La Libertad Avanza y los distintos bloques de la oposición.

El discurso de Milei -al margen de sus conocidos conceptos acerca de «La Casta»- abrió una posibilidad de iniciar una construcción política entre el oficialismo y la oposición ante un escenario económico y social caracterizado por la caída del consumo, la producción, los puestos de trabajo y la capacidad adquisitiva de los salarios y las jubilaciones.

El gobierno protagoniza un fuerte ajuste y sin acuerdo político es imposible consolidar las cuentas públicas, achicar la inflación y relanzar la economía. Milei y los gobernadores de la oposición -aliados o adversarios- necesitan un pacto fiscal que sostenga al estado nacional y a las provincias.

Sin ese pacto, por ejemplo, el ajuste puede desembocar en la ausencia de partidas para pagar a los empleados públicos que cubren puestos esenciales en seguridad, educación y salud. Además, en un sistema democrático, es necesario un canal de diálogo abierto entre el gobierno y la oposición.

Milei sorprendió con su propuesta institucional y puso la responsabilidad política en terreno de los bloques opositores. Le toca mover a Cristina Fernández de Kirchner, a los gobernadores de Juntos por el Cambio y a los partidos provinciales, que ya coquetean con Balcarce 50.