El tablero fue montado por Néstor y Cristina Kirchner. Ambos presidentes conformaron sus gabinetes, sus fórmulas electorales, sus socios, sus testaferros y sus enemigos mortales. Julio de Vido sería ministro de Planificación Federal, Lázaro Báez socio y Amado Boudou vicepresidente. Todos reportaban a la cúpula de poder, todos estaban alineados con el matrimonio Kirchner, que rechazaba los negocios individuales y castigaba a los intrépidos cuentapropistas. Por eso, Daniel Scioli siempre aparecía con la ñata contra el vidrio.
De Vido manejó las cuentas públicas por cuenta y orden de Néstor y Cristina. El ministro consultaba cada licitación, cada proyecto y cada asignación del estado. La distribución del presupuesto estaba en manos del matrimonio presidencial, y ellos cargan con la responsabilidad histórica y judicial. Ahora De Vido paga en Tribunales, su lealtad ciega a Néstor y Cristina. Cree en la Ley de la Omerta, e irá a prisión sin abrir la boca. El ministro que ama los pájaros ingresó al ocaso político, y su futuro será un constante recorrido por los jueces federales que ahora investigan a la corrupción que se ejecutó en doce años de kirchnerismo.
Boudou hizo otros negocios. Intentó cuando era ministro de Economía, apropiarse de la Casa de Moneda usando su poder interno y su llegada directa al matrimonio presidencial. Todavía no hay evidencia que conecte al Caso Ciccone con Cristina, pero Boudou era un peón de Néstor y su esposa, una caracterización política que lo ponía al margen de la toma de decisiones en la intimidad del kirchnerismo. Imposible que el ministro utilizara todas las palancas del Estado para cerrar un presunto deal personal que implicara la emisión de billetes con fuerza legal.
Cristina no fue a los tribunales federales para respaldar a Boudou y De Vido, sus dos peones más complicados en las investigaciones judiciales que revisan los casos de corrupción durante la administración kirchnerista. La expresidente está en campaña y se resiste a comentar sobre el pasado. Una estrategia que no le dará resultado. En pocos tiempo, será citada a indagatoria por la denuncia del fiscal federal Alberto Nisman, que aseguró –antes de su asesinato–que CFK había firmado el Memo con Irán para encubrir a los terroristas que volaron la AMIA.
Algún día, los tres se encontrarán en los pasillos de Comodoro Py. CFK, Boudou y De Vido tienen una cita con la Justicia. Y ese día llegará: a pesar de sus abogados, sus fueros y sus discursos políticos.