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Plan Malvinas

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Notas

Mauricio Macri no duda sobre la soberanía nacional sobre las Islas Malvinas, pero tiene una estrategia diferente respecto a Carlos Menem y Cristina Fernández, que ensayaron mecanismos contradictorios para lograr un objetivo histórico que Leopoldo Fortunato Galtieri bastardeó en la última dictadura militar. Menem utilizó un método de seducción política que causó carcajadas en Londres, mientras que Cristina se pintó la cara en una táctica disruptiva que transformó a la diplomacia argentina en un carnaval. En cambio, Macri busca una posición intermedia y apela a la teoría de la cooperación internacional, un mecanismo moderno de acercamiento entre países que tienen conflictos históricos con profundo impacto en la opinión pública.

El Presidente abre la mano para asegurar vuelos desde el continente a las Islas Malvinas, facilitar las emergencias sanitarias de los kelpers y diseñar una agenda educativa bilateral. Este programa ya fue comunicado por Susana Malcorra a Londres, pero aún no se sabe qué respuesta simétrica concederá Gran Bretaña. El premier David Cameron enfrenta una compleja situación política —un referéndum para decidir la salida del Reino Unido de la Unión Europea–, y su respuesta no escapara a una campaña electoral que tiene final abierto.

El Foreign Office hace siglos que diseña política exterior y aprovecha todos los espacios de poder que abren sus eventuales contrapartes. En este caso, Londres conoce la necesidad de Argentina de abrirse al mundo –tras la debacle causada por CFK– y sabe de las aspiraciones de Malcorra respecto a la sucesión de Ban Ki moon en la Secretaría General de Naciones Unidas. Si Cameron no veta la candidatura de Malcorra, a cambio de los ofrecimientos de Macri, podemos decir que para ambas partes es un win-win.

Pero Inglaterra tiene un pasado más vinculado a un Imperio avasallante que al Ejército de Salvación, circunstancia que puede poner a Balcarce 50 entre la espada y la pared. Si Macri avanza con su plan de cooperación internacional y a cambio obtiene sólo silencio o la exigencia de hacer negocios sin limitaciones, estaremos frente a una boutade diplomática.

CFK dejó una legislación vigente que prohíbe los acuerdos comerciales de compañías de cualquier país con empresas británicas que operan en las Islas Malvinas, un asunto que ya complica la expansión de los negocios nacionales alrededor del mundo. Si Macri deroga esa norma, la oposición peronista –que confunde derechos soberanos con demagogia nacionalista– hará su numerito pensando en los comicios de 2017.

La intención de la Cancillería es colocar en Naciones Unidas, las negociaciones sobre la soberanía de las Islas Malvinas. Y postergar toda conversación oficial respecto a negocios que incluyan nuestros derechos en el Atlántico Sur y la plataforma continental. Londres acepta la táctica argentina en cuanto a los negocios, pero rechaza una negociación a largo plazo en la ONU, y menos frente a la posibilidad de que Malcorra suceda a Ban Ki moon.

La canciller apela al principio de Pareto para presentar la nueva estrategia nacional ante Inglaterra, afirmando que los disensos con Londres son sólo del 20 por ciento en un número redondo de 100 por ciento. «La ventaja con Gran Bretaña es que sabemos cuál es ese 20%: son las Malvinas. Entonces, en lugar de dedicar todo nuestro tiempo a ese 20%, vamos a trabajar y producir resultados en el 80%», dijo Malcorra en una entrevista al diario Clarín.

Pero esa apelación encierra una complicación. Malcorra es canciller de la Argentina y si aplica el principio de Pareto en nuestra agenda para Gran Bretaña, el 80 por ciento está centrado en recuperar por la vía pacífica a las Islas Malvinas, y el restante 20 por ciento se vincula a los vuelos, la ayuda sanitaria, la agenda educativa y eventualmente los negocios que se puedan hacer en el futuro. La inversión de los porcentajes demuestra que esa estrategia es excelente para Cameron, pero que sería una complicación política para Macri.

Menem y Cristina pusieron en un lugar incómodo a las relaciones bilaterales con Gran Bretaña. Macri y Malcorra apuntan a recorrer otro camino diplomático que será largo y engorroso. El Presidente y la canciller deberían explicar que su primer paso no significa un adelanto de capitulación, ni un trade- off para obtener la Secretaría General de la ONU, una posibilidad que puede concretarse antes de fin de año.

Las explicaciones de Macri y Malcorra terminarán con las especulaciones y podrán atenuar las obvias críticas políticas que harán los exfuncionarios del kirchnerismo. Ya sabemos que las Islas Malvinas pueden ser usadas para todos los fines políticos, inclusive para causar una guerra que debía evitar la debacle de una sangrienta dictadura militar.

Ahora, mueve Cameron.