Vladimir Putin aguarda los próximos pasos diplomáticos de Donald Trump para negociar un cese de hostilidades con Ucrania que se ajuste a su agenda geopolítica. El presidente de Rusia exige anexar los territorios ocupados en sus dos últimas invasiones y pretende que Volodimir Zelenski descarte su aspiración de pertenecer a la OTAN.

Donald Trump comparte su postura respecto a la OTAN, y cree que la anexión de los territorios debe incluirse en la hoja de ruta que guiaría la posible tregua entre Ucrania y Rusia. Al presidente de los Estados Unidos -por volumen geopolítico-, le interesa más su cercanía con el Kremlin que satisfacer las necesidades de Kyiv.

Zelenski conoce la perspectiva internacional de Trump, y se apoya en Europa -incluido el Reino Unido-, que empieza a revisar sus vínculos históricos con Estados Unidos. La administración republicana exhibe una tendencia aislacionista, y los líderes europeos como Emmanuel Macron y Keir Starmer consideran que la defensa de la soberanía de Ucrania es fundamental para los intereses regionales.

En este contexto, Putin sonríe desde el Kremlin: la crisis estructural de la alianza Estados Unidos-Europa facilita la estrategia expansionista rusa. Un sueño imperial que Putin nunca ha descartado.