La guerra es la peor plaga creada por el hombre. Y sus resultados atraviesan épocas, continentes, religiones, etnias o géneros. En un tiempo complejo, atravesado por conflictos que enfrentan muestra vida cotidiana con la ambición de facciones religiosas, no se puede perder un minuto en defensa de la paz, la libertad y la vida.
No es la primera vez que vienen por nosotros. Pero hay que recordar sus causas y sus efectos.
En Aleppo, la tragedia es cotidiana. Y el daño a la Humanidad, una constante que será difícil de enterrar para siempre. Con el simple objetivo de reconstruir, aquello que fue destruido por la barbarie y el fanatismo.
La paz, el respeto por el otro, el diálogo interreligioso, y la convivencia es el único método social y político que terminará con ISIS, su vocación de poder y su fascinación por la muerte alrededor del planeta.