El 29 de junio de 1966, a esta hora, el dictador Juan Carlos Onganía ya estaba en la Casa Rosada, tras derrocar a Arturo Illia. El Presidente radical fue golpeado por una conspiración ejecutada por las Fuerzas Armadas, la burocracia sindical, ciertos medios de comunicación, Juan Domingo Perón en el exilio y la Embajada de Estados Unidos, que protegía los supuestos intereses comerciales de los laboratorios farmaceúticos y las compañías petroleras.
Jamás cometió un acto corrupción, siempre fue honesto y murió con lo que tenía. Fue velado en el Congreso, donde me acuerdo llegamos desde la Facultad de Derecho para rendirle homenaje y exigir que finalice la dictadura militar. Era el 18 de enero de 1983.
A cincuenta años de la denominada Revolución Argentina, fue un hallazgo recordar a Illia como Ciudadano Presidente.
Lo que vas a ver a continuación –si tenés ganas o tiempo–, es un documental sobre Illia que hice para el ciclo Documenta: