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Triste, solitario y final

Triste, solitario y final

Notas

La caída ante Francia ratifica un concepto básico de los procesos institucionales: no alcanza con tener a Lionel Messi en la selección nacional, si no hay un proyecto a largo plazo diseñado por dirigentes capaces y responsables. En la AFA se pasó del robo organizado por Julio Grondona a la mediocridad sistemática representada por Claudio «Chiqui» Tapia. En esta debacle se designó a Jorge Sampaoli en la selección, un entrenador mediocre que ofreció una coima para zafar de una multa de tránsito.

Tapia y Sampaoli: la mediocridad como sistema de juego

El fútbol en la Argentina es un asunto de Estado. Y si es un asunto de Estado, se debe preparar un proyecto institucional que termine con la gestión Tapia/Sampaoli y coloque a la Argentina rumbo al mundial de Qatar. Si el proyecto es serio, sus ejecutores no tendrán otro camino que ejecutar los pasos previstos. Y la interna palaciega entre Mauricio Macri y Marcelo Tinelli será una anécdota devaluada en las catacumbas del poder. Esa interna nos llevó a Tapia y Sampaoli, aunque ahora todos se hagan los distraídos. Empezando por Daniel Angelici, que responde a las órdenes directas del Presidente.

Presidente Macri y showman Tinelli: enemigos íntimos en la política y el fútbol

Pelota y poder son sinónimos. Argentina se quedó afuera por la mediocridad de sus dirigentes, por la ausencia de un sistema de juego, por la consigna hoy zafamos, que alcanzó su clímax ante Nigeria. Messi no es un líder, es un jugador fuera de registro en la historia del fútbol mundial. Lideran los dirigentes, esa es su función. Y a Rusia no fueron dirigentes, sino un puñado de avivados que se quedaron con el futbol y sus negocios.

Otra ilusión perdida.

Fin de ciclo. Afuera de Rusia