Por Francisco Carrión.
Durante meses bucearon en los decenas de miles de textos, imágenes y vídeos que intercambian los secuaces del autodenominado Estado Islámico a través de internet. Mensajes de atroces decapitaciones y ejecuciones, instrucciones para emigrar a Siria e Irak o cánticos a la vida en el califato que propagan sin tregua grupos de simpatizantes en redes sociales como Vkontakte, el trasunto ruso del Facebook. El pormenorizado examen de sus dinámicas, realizado durante los primeros seis meses del año pasado, ha alumbrado una ecuación matemática que explica su frenética actividad. El estudio -liderado por Neil Johnson, profesor de Física de la universidad estadounidense de Miami, y publicado esta semana en la revista Science– asegura haber hallado el algoritmo capaz, a partir de su comunicación virtual, de predecir los ataques de la organización yihadista en el mundo real y mejorar la lucha contra su esquiva telaraña que libran los servicios de inteligencia alrededor del planeta.
«El inicio del proyecto fue esencialmente manual. Nos centramos en Vkontakte porque percibimos que el IS [Estado Islámico, por sus siglas en inglés] estaba compartiendo allí información de un calibre distinto al que veíamos en redes sociales mas populares en Occidente como Twitter, Facebook o Askfm. Una parte de ese contenido era propaganda e instrucciones de reclutamiento y de cómo llegar desde Europa hasta zonas controladas por el IS», explica a EL MUNDO Nicolás Velásquez, programador e investigador del departamento de Estudios Internacionales de la Universidad de Miami. El primer barrido, firmado por expertos en política rusa, logró filtrar una serie de palabras clave como «Jilafa» (Califato, en árabe), «ISIS» (la denominación del grupo previa a junio de 2014) o «Daula» (Estado, en árabe). Unos términos que permitieron identificar hasta 196 grupos de apoyo al IS en los que participan 108.806 seguidores individuales.
«A los grupos los llamamos ‘aggregates’ porque en la química física es lo que representa un conjunto de elementos que están medianamente relacionados.Aparecen juntos pero no sabemos la causa de su correlación. Hicimos el paralelismo con Ciencias Sociales y el concepto de comunidad. Estamos ante un grupo de una red social que está administrado por un usuario con capacidad de veto y que se convierte en canal de distribución de la información y líder de opinión», apunta Velásquez, miembro del equipo multidisciplinar de varias universidades que han participado en el estudio. «Lo interesante -añade- es que esos grupos o ‘aggregates’ están distribuyendo una información que permite al IS y sus seguidores burlar la censura oficial de estados y empresas. Por ejemplo, a través de esos grupos, el IS logra enviar su mensaje con instrucciones sobre qué hacer cuando un drone se acerca o cómo reconocer si el aparato es francés, ruso o estadounidense«. El seguimiento de su actividad y el comportamiento de las redes establecidas por el IS conduce a los investigadores hasta la «coalescencia», la propiedad de las cosas de unirse o fundirse. «Son grupos pequeños que con el tiempo van convergiendo hacia grupos mucho más grandes», arguye el experto.
Del estudio de la cantidad de conexiones y la formación de pequeños grupos de acólitos del IS se deriva la ecuación matemática formulada por los investigadores.«La ecuación de la ley de potencia explica que uno esperaría que la distribución del número de miembros de cada uno de estos grupos describiera una campana normal. Sin embargo, lo que nos encontramos es que las gráficas se asemejan a la cola de un tiburón donde hay una pendiente muy suave al principio que a partir de un momento crece exponencialmente para llegar a un gran número de miembros», esboza Velásquez. Un aumento espectacular que el estudio captó en los momentos previos al inesperado ataque del IS contra la ciudad kurdo-siria de Kobane.«Identificamos un patrón. Si nos centramos en el momento en el que se produce rápidamente la coalescencia de grupos en la red, tenemos una alerta temprana de cuándo van a estallar ofensivas como la del IS sobre Kobane», indica el programador.
La investigación -que logra establecer una correlación entre el universo virtual de la organización yihadista y su acciones en el mundo real- reconoce que el algoritmo no puede predecir el hecho concreto ni sirve para aquellos ataques inspirados en el ideario del califato como los registrados durante la última semana en Orlando y París. «Lo que sí podemos -apostilla- es identificar cómo tratar de coartar la distribución de información que inspira estos ataques. Cuando los grupos son clausurados, resurgen con la lección aprendida de cómo neutralizar la censura. Adoptan estrategias como cambiarse de nombre o incluir dentro del contenido compartido mensajes de fútbol o religión que oculta sus intenciones y los hace más furtivos».
En este caso, el estudio sugiere a servicios de inteligencia y empresas informáticas que, en lugar de centrarse únicamente en grandes grupos o cuentas individuales, persigan a grupos pequeños y ágiles de unos 200 miembros que se hallan fuera del radar y eviten así la fusión de comunidades. «Tenemos la impresión de que los gobiernos están más enfocados en identificar acciones individuales y en grupos numerosos. Si queremos saber lo que está compartiendo el IS deberíamos centrarnos en cazar a los grupos más pequeños que tienen el tamaño que les permite sobrevivir«, concluye.
*Publicado en El Mundo de España