Alberto Fernández diseño un gabinete que refleja la composición política del Frente de Todos. Y su plan de gobierno avanza a coronar dos objetivos de coyuntura: negociar una quita y moratoria de la deuda externa y enfrentar la crisis social y económica que dejó Mauricio Macri.

El presidente peronista tiene todo a favor. Mayorías relativas en el Congreso, unidad política en el justicialismo y la oposición con un liderazgo compartido y una derrota en las últimas elecciones. Alberto Fernández tiene cerrado el frente internos, y no se aguardan sorpresas para los próximos meses.

Sin embargo, afuera hay otro clima. Estados Unidos desconfía de su política exterior, los acreedores externos se acuerdan de Cristina Fernández de Kirchner, y el presidente sólo tiene un aliado regional: Andrés Manuel López Obrador en México. Muy poco para balancear una agenda internacional que se mueve con una ideología distinta a la que sostiene el programa de gobierno del Frente de Todos.

El 10 de diciembre, Alberto Fernández inicia su mandato presidencial. No será fácil. Para nadie.