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Una transición ordenada

Una transición ordenada

Notas

Mauricio Macri y Alberto Fernández dieron un paso formidable para consolidar el sistema democrático. Ambos se recelan y tienen distintas perspectivas sobre el poder y la política. Sin embargo, el presidente y el presidente electo acordaron una metodología de trabajo que está en las antípodas de la llegada de Macri a la Casa Rosada: en esa oportunidad, Cristina saboteó la transición presidencial.

Macri se puso a disposición de Fernández, y el presidente electo ya nombro a cuatro delegados que coordinaran con los ministros del gobierno. En este sentido, el sistema es simple y transparente: cada delegado pide la información que necesita al ministerio respectivo, y si falta algún dato, la instrucción de Macri fue «abrir» lo necesario para consolidar la transición presidencial.

Al margen de los detalles técnicos, lo más importante es la decisión política. Se trata de un gesto de distensión que sólo se observó parcialmente cuando Carlos Menem entregó el poder a Fernando de la Rúa. En esta oportunidad, a diferencia de 1999, son dos líderes que se desconfían y jamas habían compartido siquiera un café en una tertulia política.

Macri y Fernández volvieron a abrir su canal de chat y el compromiso asumido implica que la transición, bajo fuego por la crisis económica y financiera, llegará a su ritmo hasta el 10 de diciembre. Ese día, como en todos los países democráticos, un presidente le entregará a su sucesor el bastón y la banda en el Salón Blanco de Balcarce 50.