El abuso de poder ejecutado por Ginés González García cuando repartió vacunas a amigos y familiares y el discurso de Alberto Fernández en Ciudad de México calificando como «payasadas» la investigación judicial, colocó al Gobierno en un escenario político con final incierto frente a las elecciones legislativas de octubre. El presidente pensó en esos comicios como la plataforma para construir su reelección, pero el escándalo de los vacunados VIP causó un vendaval que aún no tiene epílogo.

Alberto Fernández reaccionó rápido frente a la tropelía institucional de Ginés González, y luego cometió un inesperado error político al atacar a los medios de la oposición y a la justicia federal por cumplir su rol institucional en un caso político-penal que quedará para siempre en la historia de la Democracia. Nadie se olvidó de los Pollos de Mazzorín. Tampoco se olvidarán del Vacunatorio VIP.

El jefe de Estado defendió al gobierno en soledad. Cristina Fernández de Kirchner jugó su silencio en la Patagonia, mientras que Sergio Massa -su padre y sus suegros fueron vacunados- optó por correrse para aplacar las consecuencias políticas de un escándalo que contagia todo lo que toca.

Alberto Fernández desea recuperar la iniciativa. Apuesta a su discurso en la Asamblea Legislativa. Una jugada política que apenas mitigaría un caso de corrupción que marcó su Presidencia para siempre.