Eugenio Zaffaroni, el exjuez de la Corte Suprema, trabaja para Cristina Fernández y no duda en aparecer en los medios de comunicación para ejecutar su faena. «Esta denuncia de Nisman tiene 300 fojas y, si Nisman estuviera vivo, yo creo que lo ahorco porque me hizo leer eso varias veces, lo tuve que reordenar todo, es una catástrofe ese escrito», opinó Zaffaroni durante una entrevista en Radio 10, propiedad del empresario Cristóbal López, socio y beneficiario de CFK.
La declaraciones del asesor jurídico de CFK no son ociosas. A diferencia de Luis D’elia, y otros esperpentos que aparecen en la denuncia de encubrimiento redactada por Alberto Nisman, el exjuez no debe medir sus palabras frente a una eventual citación judicial. Y en este sentido, durante un reportaje que concedió a Víctor Hugo Morales, no dudó en deslizar que Nisman se suicidó ante las consecuencias políticas de su acusación contra Cristina, su canciller Héctor Timerman y otros protagonistas de la administración K.
Las opiniones sesgadas de Zaffaroni contrastan con la decisión del juez Ariel Lijo que ya delegó la denuncia de Nisman al fiscal Gerardo Pollicita, quien en su momento había previsto una batería de medidas de prueba para determinar si la hipótesis de Nisman podía confirmarse indubitablemente. Ahora, tras los fallos en contra de Daniel Rafecas y dos camaristas amparados por CFK, llegó el momento de determinar si la expresidente empujó el Memo con Irán para enterrar su responsabilidad en la tragedia de la AMIA.
Será un camino largo y complejo, donde no faltarán las presiones políticas y las chicanas jurídicas en un año electoral. Habrá novedades procesales después de la feria de invierno. CFK necesitará más que la lengua sin culpa de Zaffaroni.